Vampire Dream Otaku-Tenshi
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Blunder:La confianza es el primer error...

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Mensaje  Lady Vampire Vie Ago 13, 2010 11:10 am

Introducción:

“El tiempo se encargará de todo” es lo que solía decir mi madre al comienzo de mis temores infundados por mi nictofobia cada noche, en cada corte de luz y yo le creía, creía que con el tiempo seria todo normal, como el resto de la gente, incluso el doctor me decía que había muchos como yo, solo que no los conocía y ellos se curaron, por eso no había que perder las esperanzas…


Primera Parte

Como odio los primeros días del mes, no me deja tranquila el hecho de saber que es como volver a empezar, yo no soy como el resto que piensa que es un poco menos para que termine el año, es solo una hoja que se arranca del almanaque, ¿es que no lo logran ver? Es volver a repetir lo mismo de cada día con una hoja menos, es todo.
Me guardo mis pensamientos o todos pensarían que estaba loca, y ya es suficiente con que lo murmuren a mis espaldas, ¿creerán de verdad que no los escucho? Me da igual, todos son unos hipócritas que cuando volteo sonríen y por poco me dicen “estoy a tus ordenes, no me mates, por favor”.
Por suerte eso solo es en el trabajo, soy moza durante ocho horas, por otras seis soy alumna de medicina, en donde mis compañeros ya llevan demasiado tiempo conmigo como para seguir con ese plan.
Vivimos en una fraternidad dentro de la universidad de Detroit, en Farmington, donde mis cuatro compañeros de la cabaña comprendieron que las historias de fantasmas son solo para asustar si tú mismo quieres asustarte.
Era hora de levantarme, el reloj había sonado durante tanto tiempo, que Cleer, mi compañera de habitación se levanto, lo apago, me destapo y se sentó junto a mí.
Su cabello rojizo estaba enmarañado, sonreía a medias y me observaba desperezarme con los ojos verdes entrecerrados.
Me senté junto a ella y suspire frustrada, después de tres años, aun me quedaban otros cinco de estudio.
-Odio esta vida, Cleer.
-El mundo apesta, Lu, acostúmbrate, nena.
-No me gusta tener nuevos hábitos, estoy bien como estoy.
-¿Estás bien como estas? Mejor así, porque debemos ir a clases.
Me levante a regañadientes a buscar la ropa que usaría mientras Cleer se bañaba y otro despertador comenzaba a sonar.
En la habitación contigua, Jorih y Rensey se despertaban con las mismas ganas que yo, solo que tanto ellos como Cleer celebraban que era un mes menos en el año.
En cuanto mi amiga salió del baño entre yo, los chicos aun se negaban a salir de la cama, pero su compañera de fraternidad les haría la mañana imposible si no se levantaban.
Después de bañarme me puse unos jeans, una remera blanca y un par de zapatillas, nunca fui de ponerme mucha atención respecto al cuidado de mi aspecto.
Salí del baño y me encontré con mis amigos en la cocina, preparando el desayuno; Jorih tenía el cabello corto y del mismo color castaño que los ojos, en tanto Rensey lo tenía algo largo, negro y ojos azules.
-Me iré de aquí, lo juro, con Cleer no se puede vivir.- me reí de lo que Jorih comento y me acerque a ellos.
-Buenos días, chicos.
-Hola, Lucille.- respondieron al unísono.
-Vamos, de no ser por ella no hubiésemos llegado al tercer año, ¿lo pensaron?
-Yo no me queje, fue Jorih.- dijo Ren con tono de cierto enojo.
-Da igual, ¿hay café?- pregunte para cortar el tema.
-No, ya no hay nada en esta estúpida alacena, ni en la cabaña.- respondió Cleer malhumorada, entrando a la cocina.
-Esta tarde hare las compras, no se preocupen, ¿me acompaña alguien?
-Supongo que yo.-dijo Rih en un suspiro.
Como vi que no era la única de malhumor, pero si la única que podía ocultarlo, salí de ahí tan pronto como dejaron de hablar. Tome mis cosas y fui directo al edificio donde se impartía clases.
Por ser tan temprano solo unos pocos estaban en el lugar, todavía no llegaba la hora de los empujones por los pasillos, o el murmullo interminable de los cientos de alumnos del lugar.
Deje mis cosas en el salón al que debía ingresar en una hora y comencé a repasar las últimas notas de la clase anterior, ignorando el bullicio de afuera y los alumnos que empezaban a entrar haciendo más ruido del necesario.
Las clases de mis amigos y las mías variaban, por lo que pocas veces nos encontrábamos, salvo entre materia y materia, en los pasillos y en la noche.
El profesor ingreso puntualmente, como de costumbre, sin hacer ninguna observación o comentario demás.
-Muy buenos días, como ya saben este es el último mes y es tiempo de los parciales, tratare de no ser tan cruel como el año anterior y los evaluare de la próxima clase en adelante para que sea más sencillo, durante todo el mes, ¿están de acuerdo?- una ovación hizo eco en el salón, mientras el profesor sonreía satisfecho.
>Bien, ahora dejando de lado esto de los exámenes, empecemos con el estudio, por favor, saquen sus libros y busquen “Enfermedades infecciosas”, hoy veremos acontecimientos del siglo pasa…
-Disculpen…- todos volteamos a la puerta, un chico de unos veintitantos, de cabello castaño oscuro y ojos miel se asomaba por la puerta.
-¿Sí?- indago el profesor buscando lo que dijo en el libro.
-¿Profesor Edmond?
-Sí, ¿Qué ocurre?-el chico entro y se paro junto a él.
Hablaron entre murmullos, el profesor asentía cuando el chico hablaba y este a su vez respondía a sus preguntas.
-Muy bien, clase, el es Lloyd Smerlly, un nuevo alumno, fue trasladado aquí por problemas en su antigua escuela, por favor sean amables y denle su ayuda durante su estadía.
Lloyd se sentó a un asiento de mí, junto con un chico que le preguntaba cosas entre murmullos, para luego contarlas por todos lados, si sabré yo de eso.
Vimos como enfermedades del siglo pasado perduran a una década de eso y aun no encontramos curas, sino una destrucción masiva con otras enfermedades que alcanzan a ser pandemias.
Después de horas media universidad sabía el nombre de Lloyd y estaba en boca de todos, como el nuevo juguete bobo para distraerse el poco tiempo de clases que restaba.
En la hora del almuerzo, en la cafetería, era el centro de atención, solo Ren y yo desistimos de nuestra “terrible curiosidad” para comer.
Las tres últimas horas fueron las más largas, incluso los profesores empezaron a hablar del nuevo alumno, ¿tan aburridos estaban ya que ni clases impartían?
En un bar de la ciudad, era un imán de leyendas sobre mi familia, siempre ignoro lo que pueden llegar a decir o pensar de mí, con los años todo es posible y en algún momento una historia mejor borrara la mía de un plumerazo.
Tomar nota, servir, llevar la cuenta, ir a la barra levantar pedidos y platos o tazas vacios, sacar los ceniceros, limpiar las mesas, barrer el suelo, reponer los bocadillos y volver a empezar. Sí, el trabajo de moza puede ser agotador, pero es gratificante cuando descubren que no muerdes.
Ese mismo día recibía mi paga, y después debía ir a hacer las compras para la semana.
Al ser las once de la noche no me gusta salir sola, pero no hay de otra cuando tus amigos “olvidan” sus promesas.
En una ciudad tan grande como a la que nosotros pertenecemos, las tiendas permanecen abiertas hasta tarde, por eso no me salvaba de mis obligaciones.
A esas horas hay poca gente, si es que la hay, pero es más fácil a la hora de seleccionar lo que compraras, sin que nadie mire detrás de ti lo mismo.
Todo lo necesario para dos semanas, yo no volvería a hacer esto, la próxima irían mis amigos con una lista y me dejarían en paz, no me gusta que me tomen por tonta.
Con todas las bolsas salí en la espera de algún taxi, pero las calles estaban más desiertas que de costumbre, un viento frio corría por mi espalda y no ayudaba a que me tranquilizara.
En ese viento un aroma viajo hasta el lugar en el que yo estaba, un perfume que reconocía de algún sitio, pero no podía recordar con claridad de donde.
Voltee en mi lugar y mire en todas las direcciones, respiraba de forma irregular y entrecortada.
Un segundo después todo fue confuso.
El perfume se hizo más intenso, una mano tapo mi boca, impidiendo que gritara y la otra, de esta misma persona, sujeto mi torso y mis brazos para que no me moviera o pudiera librarme, lo único que sabía de esta persona es que, por su físico era un hombre.
Solté las bolsas para liberar mis manos, pero me sujeto con más fuerza apoyándome contra su torso y, pese a que traía ropa, podía sentir su cuerpo frio y sus manos me estaban helando la sangre, era imposible que me moviera, gritara o hiciese algún tipo de movimiento.
Una risita suave me hizo estremecer, sin dudas era un hombre y el perfume que sentía era el suyo.
Hizo mi cabeza hacia atrás con algo de brusquedad. Su lengua helada recorrió parte de mi cuello con lentitud y placer, su aliento frio se pegaba a mi piel y luego sentí dos filosos colmillos clavarse despacio en mi piel.
Las ganas de gritar fueron en aumento, pero no podía hacer nada, en ese momento sentí como sus labios rozaban mi piel y mi sangre dejaba mi cuerpo para llenar su boca.
Cuando se alejo de mi ya no tenía fuerzas como para luchar, resistirme, siquiera para gritar o correr… y ya estaba al borde de la inconsciencia cuando su boca estuvo sobre la mía y me obligo a beber ese liquido suave, pero repulsivo… su sangre y la mía…
Lo último que recuerdo de forma confusa y a la vez mas claramente de todo, es un disparo al aire y el golpe de mi cuerpo contra el suelo, pero no sentí nada…
Caí inconsciente, la muerte era lo próximo…


Se que es muy largo para ser la primera parte...y obviamente se que no soy muy buena escribiendo, pero espero criticas, todo me ayuda a mejorar n_n

Gracias por leer!!!♥


Lady Vampire
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